¿Por qué es tan difícil ser leído en un blog de viajes?

Cuanto más elaboramos nuestra forma de comunicarnos, menos nos comunicamos. J. B. Piestley. 

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Cuando creé mi blog hace algo más de 3 años no sabía muy bien cuánto tiempo duraría esta «aventura», de hecho ni siquiera sabía muy bien sobre qué escribiría, ni que finalmente acabaría siendo un espacio dedicado a narrar mis viajes. De hecho, mi economía en esos momentos no me permitía escaparme demasiado y, cuando lo hacía, mis viajes no eran demasiado dignos de ser relatados ya que a veces debía sacrificar entrar en museos o hacer una excursión por no poder costearlo.

Aún así decidí contar pequeños momentos de estas aventuras, por si inspiraban a alguien o simplemente para mantener ese recuerdo intacto y evitar que desaparecieran detalles en el olvido.

Con el tiempo y, aunque no con la frecuencia que me gustaría, empecé a descubrir más ciudades, a recorrerlas del modo que se merece y a adentrarme en parte de su cultura. Fue ahí cuando comencé a leer más blog de viajes que me ayudaran a planear cómo recorrería Barcelona, París, Florencia, Praga o Perú. Todos me ayudaban a planificar mis rutas, a ilusionarme con lo que visitaría y conseguía vivir con esos relatos parte del viaje sin necesidad de levantarme del sofá.

Fue cuando comencé a escribir no sólo minutos de mis odiseas, sino relatos desde el momento en que tomaba el avión hasta casi el que deshacía las maletas. Yo también quería inspirar al resto, mostrar mis fotografías e intentar transmitir e ilusionar a esas personas que se encontraban en la misma situación que yo.

El problema llega cuando, tras escribir durante días intentando que tu entrada contenga los máximos datos posibles para que ayudasen a quienes te leen, tras elegir las mejores fotografías y recomendar aplicaciones para saber cuánto has volado, restaurantes, hoteles o lugares que visitar, tus visitas apenas suben y apenas recibes comentarios.

Este es el problema real de los que queremos comunicar: si no hay feed back, el desánimo aparece en el escritor. Vivimos en un momento en el que lo que importa es el número de seguidores en tu cuenta de Instagram, de Youtube o de tu blog y parece que, si los blogs grandes ayudan o reconocen a los pequeños perderán su parte de pastel al tener que compartir con los demás ese reconocimiento que ya tienen. ¡Para nada! Todos empezamos en esto con intención de transmitir, y cuánta más información tengamos, más fácil será para los que realmente amamos viajar.

Y no me malinterpretéis, no son los seguidores lo que me preocupa, pero sí el ver que blogs que cuentan un viaje a Perú de hace 10 años sigue recibiendo preguntas (a pesar de que algunos de sus datos pueden estar desactualizados o no incluir detalles de importancia) y el tuyo de hace unos meses apenas tenga preguntas o visitas.

Y de nuevo, no quiero ser malinterpretada, me parece que esos blogs deben ser leídos. Sí han conseguido tal número de seguidores es porque lo están haciendo bien, pero considero que los que estamos empezando nuestra andadura en estos lugares también merecemos tener voz y tener esa reciprocidad que tan bien hace sentir y que te anima a continuar. 

Desde aquí, si alguien se siente identificado, os animo a seguir escribiendo si es lo que os apetece y a no dejar que os venza la desilusión en los momentos en los que, tras publicar una entrada sólo os visitan un par de personas. Por mi parte, comentaré más en esos blogs que me ayudan e inspiran y que no se les da el reconocimiento que merece.

Y a tí, lector que has llegado por casualidad aquí, ¡dime qué opinas! Las críticas constructivas me ayudarán a cambiar eso que no hago demasiado bien, los consejos que me des me ayudarán a mejorar y a incluir esos detalles que quizás estoy olvidando y los comentarios sobre lo que sí hago bien y te ha gustado me animarán y seguiré escribiendo para ti, para emocionarte, para hacer viajar con mis fotografías y mis vídeos y recorrer el mundo desde la pantalla.